Menéame es una web inglesa

Nosotros, los usuarios, somos verdaderos españoles: cabrones, cainitas, envidiosos, organizados sólo para joder al prójimo, divertidos a veces, ingeniosos siempre, dispuestos a buscar oro en cualquier montón de mierda y preparados desde la cuna para ir a donde sea, a dar por culo, expandir nuestro barrio y que ahí nos las den todas.

Pero los administradores no. Los administradores son ingleses: gente que se cree que aún tiene un Imperio y todo el mundo los mira, mientras se han convertido en gestores de cuatro piedras perdidas que hasta el viento olvida un día de cada cuatro, hasta el día de Navidad de los vencejos. Los administradores creen que aún tienen los mismos usuarios que hace diez años, y las mismas visitas, y la misma repercusión, aunque los datos les indiquen lo contrario, y la cuenta de resultados adelgace como prisionero de Gulag o de Mathausen.

¿Para qué coño van a creer en la realidad de la decadencia de su Imperio? ¿Para deprimirse? ¿Para terminar siendo feos, católicos y sentimentales, como Unamuno? Venga, hombre, no me jodas.

¿Para qué van a cambiar sus viajes costumbres de nariz alzada y meñique estirado? ¿Para qué van a ofrecer transparencia? ¿Para que les pase como a la Iglesia Católica, que se fue a tomar por culo en cuanto dejó de decir las misas en latín? Para eso es mejor crear una Royal Society de algo, aunque sea una rama pocha de la penúltima conjura anarco-pussy. Siempre de la penúltima.

Los administradores son ingleses: robar en alta mar, construir monumentos en tierra, tomar el té entre cuatro amigos que se llaman Lord y Lady entre ellos, que para eso son exclusivos (palabra que proviene de excluir, por cierto), y sonreír ante el aislamiento de la red entera, que se aleja, se desdibuja entre la niebla de unos cambios que a ellos les parecen cesiones, claudicaciones, tristes modos de abdicar de una corona que ni está ni se la espera. Pero corona republicana, sin miedo al oxímoron.

¡Qué tristes son los fantasmas de los vivos!