Comienzan a despertarlos a las siete de la mañana para que dé tiempo a asearlos y que a las diez estén listos para el desayuno. Son solo dos gerocultoras en la planta para atender a 17 ancianos en situación de gran dependencia, la más grave. "Tuve incluso una lesión en el hombro por los movimientos repetitivos y por trasladar
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