Publicidad, sexualidad y censura

Esta semana saltó la noticia de que la Ley de Libertad Sexual prohibirá aquella publicidad que no cumpla los parámetros de su artículo 10, según el cual son ilícitos “aquellos anuncios que presenten a las mujeres de forma vejatoria, bien utilizando particular y directamente su cuerpo o partes del mismo como mero objeto desvinculado del producto que se pretende promocionar, bien su imagen asociada a comportamientos estereotipados que vulneren los fundamentos de nuestro ordenamiento coadyuvando a generar las violencias...” que pretende prevenir la Ley de Libertad Sexual.

El primer supuesto del artículo se refiere claramente al uso publicitario de “cuerpazos” para vender el producto, bien haciendo entender que comprarlo (si es una colonia o una crema antiedad) te dará acceso a gozar de esos “cuerpazos”, bien generando simplemente el impacto psicológico positivo de asociar producto y belleza para fomentar su compra. Por ejemplo www.elespanol.com/social/20180206/publicidad-no-solo-cosifica-mujer-de

El problema es que esto también se hace con los hombres. He visto infinidad de anuncios de productos estéticos donde (por ejemplo) una mujer madura se echa la crema y automáticamente tiene a un montón de hombres jóvenes y esculturales babeando en torno a ella. O anuncios donde, simplemente, te encuentras a un modelo semidesnudo con las piernas abiertas y sus atributos masculinos tenuemente tapados junto al producto (dirigido a mujeres) que pretende promocionar.

Si se considera que es degradante este tipo de publicidad con componente erotico y (falso) mensaje que asocia éxito sexual con compra del producto, debería prohibirse para ambos sexos. Tendríamos un problema con la libertad de expresión del anunciante, pues salvo que el anuncio incite a la violencia o la opresión de un colectivo, el tiene derecho a publicitar lo que quiera, por muy estupido o de mal gusto que resulte.

Pero con la nueva ley, tenemos un doble problema: de Libertad de expresión y de discriminacion. Porque es discriminatorio prohibir la cosificacion publicitaria de la mujer y no la del hombre. Y estamos hablando de derechos fundamentales, que no pueden restringirse por el capricho o el dogmatismo de nadie.

Lamentablemente, este tipo de excesos no sólo suponen un atropello, sino que dañan la imagen del feminismo al asociarlo con hipocresía y represión absurda. Y los auténticos machistas los aprovechan para satanizar a quienes defienden una igualdad real entre hombres y mujeres. Espero que el gobierno recapacite y modifique el precepto.