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El hijo de Trump no madruga

¿Te parece justa la monarquía? ¿Te parece justo que alguien, simplemente por nacer, tenga más derechos, oportunidades y privilegios que tú? Pues eso son las herencias. Si viviéramos en un sociedad justa, las herencias no existirían. Así que, no te quejes por tener que pagar impuestos por ellas. Es lo mínimo que se debe hacer.

El que tú heredes es injusto con mi persona. Tus padres han conseguido tener dinero, y es justo que tú lo disfrutes, pero es injusto que yo parta de una posición de desventaja contigo, y sobre todo, es injusto que se me vete el ascenso a tu clase social independientemente de mis capacidades y mi esfuerzo, porque desde la casilla de salida, todos los puestos ya están ocupados por los que como tú, son herederos.

Ya no partimos en las mismas condiciones, y yo estoy obligado a ser siempre un siervo tuyo.

A ti te puede parecer injusto tener que pagar impuestos por algo que pertenece a tu familia, pero a mí me parece injusto que tú, solo por el hecho de nacer en un determinado lugar, tú tengas más derechos, más oportunidades y más privilegios que yo; que tú puedas ir a un colegio privado, puedas aprender inglés en Oxford, puedas estudiar medicina en Harvard, puedas montarte una clínica y mil negocios más, y puedas pasarte viajando por todo el planeta hasta los 40 años; mientras que yo tengo que empezar a trabajar a los 18, a duras penas compaginar trabajo y estudios -si puedo-, y finalmente esté condenado a ser, como mucho, un empleado explotado de una de tus empresas.

Y todo esto, siendo yo mucho mejor estudiante, mucho más listo, mucho más trabajador y mucho más responsable que tú.

Por todo eso, las herencias son injustas, pero no solo injustas, no son éticas, y además, son la principal fuente de desigualdad, y la desigualdad es la principal fuente de problemas sociales y personales. La desigualdad crea tensión social, hace florecer los extremismos, la agresividad y la violencia. La desigualdad aumenta los trastornos psiquiátricos, los suicidios y baja la esperanza de vida. La desigualdad frena el avance de la sociedad, porque hace que los más capaces pero sin recursos se queden abajo, y los mejores puestos de la sociedad se los queden los hijos de los ricos, aunque sean tontos del culo.

El hijo de Trump va a vivir millones de veces mejor que tú, aunque tú tengas un doctorado, dos carreras y dos másteres, y él no sepa hacer la “O” con un canuto.