Majestad: disculpe el atrevimiento de dirigirme a usted en estos momentos difíciles. Lo hago en la confianza de que sirva para reconfortarla. Si por algún milagro periodístico estas líneas llegan a su poder querrá saber quién es el autor de semejante osadía. Soy un jubilado de Banca, aspirante a “plumilla” y escritor aficionado. Nací en un pueblo de La Mancha en el seno de una familia de panaderos que se esforzaron hasta la extenuación para darme estudios y tratar de convertirme en un señor y un caballero...
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