MAR DE FONDO

Fracaso de género

Hay una patología muy característica de la gestión política: exaltar las iniciativas pero desentenderse de los resultados. Parece que en política el valor emana de hacer cosas, no de lograr cosas. Estos días, la Junta ha presentado un estudio cualitativo sobre violencia de género en adolescentes, con un gran eco mediático. Lógico. Los actos sobre 'violencia de género' suelen ser cómodos para la izquierda: ahí se sienten llenos de autoridad moral y manejan una retórica de altos vuelos. El caso es que ese estudio interesantísimo desvela que la violencia crece entre adolescentes, más de un 35% este año, y que las chicas sufren masivamente algún acoso. Así las cosas, ¿hay que felicitar a la Junta por su investigación o hay que cuestionar a la Junta por esos resultados en la Andalucía de 2016?

La contaminación del mito del 'amor romántico' late en esa violencia destapada en víspera de San Valentín: los jóvenes confunden pasión y presión, disculpan los celos como efervescencia sentimental, asumen el rol patriarcal hasta el control abusivo del móvil, perdonan humillaciones ácidas como algo natural en una 'media naranja' y les seducen los chicos duros... Todo esto es, ante todo, un fracaso educativo. Una vez más. Y supone un balance triste después de treinta años haciendo políticas de igualdad, creando organismos y altos cargos cada vez más altos hasta darle rango máximo -incluso Susana se llevó la cartera a Presidencia- y una consejería propia... Sí, hay que aceptar que la Junta ha dedicado a esto un gran trabajo; pero entonces ¿no habría que aceptar que su trabajo ha fracasado?

Esta es una cuestión incómoda. La Junta lleva tres décadas de poder monocolor y se ha volcado en esto con gran energía. Ellos mismos presumían en 2009 con el eslogan 'Veinte años trabajando por la Igualdad'. Ahora son más de 25 años promulgando leyes con el entusiasmo de quien cree que gobernar es legislar, presentando planes estratégicos, promoviendo campañas de publicidad, protocolos oficiales, guías informativas, incluso una asignatura obligatoria en la ESO, y bojas y más bojas hasta 6.055 bojas... Pero si a estas alturas los datos están así de mal, tal vez haya llegado el momento de preguntarse si no será que las cosas se están haciendo mal.