Ni subí escaleras ni me senté con él dentro del pantalón (costumbre, mi anterior teléfono era un Lumia 630 y os podéis imaginar lo que cuesta sentarse con eso en el bolsillo). Para mi sorpresa, unas horas después llego a casa y miro el teléfono. Estaba ligeramente doblado en torno a la zona de las teclas de volumen.