Las consecuencias de un incendio

LUBRIZOL: Las preguntas que molestan

Si el incendio de la fábrica Lubrizol ha pasado de largo en los informativos de nuestro país, en la vecina Francia ha sido ampliamente cubierto por las diferentes televisiones galas. Sin embargo son numerosas las preguntas que no han sido respondidas. Las más importantes.

Sin embargo, este tipo de tragedia nos permite acercarnos a un cierto tipo de verdades a propósito del mundo en el que vivimos. Comprendemos que la catástrofe no empieza justo en el momento en el que las fábricas y las centrales nucleares explotan. Es el propio planeta el que se está convirtiendo en una pura catástrofe.

Pero primero, cabe hacerse una pregunta. Qué es Lubrizol y a quién pertenece...

Lubrizol fabrica aditivos para lubricantes, aceites, carburantes y pinturas. La fábrica de Rouen, que funciona desde el año 1954, cuenta con 400 empleados. La empresa pertenece a un holding llamado Berkshire Hathaway, dirigido por el magnate americano Warren Buffett (tercer hombre más rico del planeta según la revista Forbes, con una fortuna estimada a 82000 millones de dólares).

En 2013, un accidente industrial ya tuvo lugar en ese mismo lugar, que provocó un escape de Mercaptan, un gas nocivo. El mismo incidente ya se había producido en 1975 y en 1989. Una alarma se disparó de nuevo el 3 de septiembre de este año en Le Havre, ciudad francesa normanda a unos 100 km de Rouen. Por lo tanto, no se trata de un primer accidente. Parece que los franceses pudieran estar acostumbrados a este tipo de siniestro.

La fábrica está clasificada Séveso "umbral alto". De hecho, está localizada en el interior de la ciudad, rodeada de viviendas, con cientos de miles de habitantes expuestos a peligros medioambientales en forma de vientos caprichosos.

¿De qué hablamos cuando se dice "Séveso"? Hagamos un poco de historia: corría el año 1976 cuando se produjo una explosión en una fábrica química situada en la región del noroeste de Italia, concretamente en Séveso, de ahí el nombre de ese ránking. Como consecuencia de aquel accidente, una nube peligrosa de dioxina se escapó de la fábrica y contaminó suelos, vegetación, ganado y población de los alrededores.

A partir de ese accidente grave, se publicó una directriz europea en 1982 (que posteriormente fue completada y renovada en varias ocasiones) para permitir identificar las localizaciones industriales que presentan riesgos de accidentes importantes. Estas localizaciones Séveso están clasificadas en función del tipo de productos y de los riesgos que presentan. En total, 110 lugares se encuentran en la lista Séveso sólo en Normandía (25 en la metrópolis de Rouen), de los cuales 58 están en "umbral alto".

La DREAL (Direction Régionale de l’Environnement, de l’Aménagement et du Logement) se encarga de controlar las localizaciones Séveso y debe llevar a cabo inspecciones. ¿Cuál era la situación en Lubrizol de Rouen? ¿Cuáles eran las normas para la prevención de incendios? ¿Se respetaron? En un momento en el que el gobierno francés decide reducir determinadas partidas destinadas a la protección del Medio Ambiente, los medios de que disponía la DREAL eran suficientes?

¿Cuáles son las sustancias que actualmente están flotando en el aire de Rouen? ¿Cuáles son los riesgos a corto y largo plazo?➖

Más allá de las impresionantes imágenes del incendio, la pregunta que se hace la gente de la ciudad es sobre las consecuencias que tal accidente se cobrarán en la salud de las personas afectadas y el medio ambiente de la zona. Una contaminación grave del Sena, básicamente.

La fábrica que todavía humea contiene cantidades importantes de hidrocarburos y otros productos químicos. Las cifras que se barajan hablan de más de 2500 toneladas de hidrocarburos depositadas alrededor de la fábrica.

Las combustiones incompletas de hidrocarburos pueden general hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA), catalogados de muy cancerígenos. Entre otros, se pueden encontrar en el humo del tabaco. Una ojeada rápida a la ficha toxicológica del benzotireno, da una idea de la peligrosidad de este tipo de sustancia.

Frente a accidentes de este tipo, como en el caso de los nucleares, la población se siente impotente ya que no disponemos de más informaciones que aquellas que las autoridades hacen pública. La contaminación del aire, del agua, de los suelos, de los alimentos nos puede parecer un problema complejo, técnico, tanto que a menudo consideramos que lo tenemos que dejar en manos de expertos. Pero la verdad llega a veces demasiado tarde, cuando las consecuencias sobre la salud ya son irreversibles. En un mundo en el cual acontecimientos como éstos son desgraciadamente cada vez más frecuentes, sería necesario retomar el control del saber, de los medios de conocimiento de los venenos producidos por la industria en general.

La versión oficial del gobierno francés deja, en este caso también, bastante que desear... Las diferentes autoridades han querido tranquilizar a la población, quedando patente a ratos las contradicciones absurdas o directamente la negación de consecuencias nefastas. La palma del eufemismo se la lleva el ministro de Interior galo Christophe Castaner que acudió inmediatamente después de declararse el incendio, a hacerse la foto con los bomberos y que declaró sin despeinarse: "Como en cualquier fuego que se precie, el humo contiene un determinado número de sustancias peligrosas pero según los análisis realizados esta mañana, no presentan peligrosidad manifiesta aunque se inhale". Y los medios de comunicación ahondan todavía más en el malabarismo palabril: "No hay que dejarse llevar por el pánico", "El incendio está controlado", aunque se dice fuera de cámara que se tardarán varios días en apagarlo, "Los resultados de los análisis del humo son tranquilizadores", cuando vemos a continuación que recomiendan a la población usar mascarillas de protección.

Tanto en materia de contaminación como de otro tipo de violencias, los gobiernos están acostumbrados a mentir, a manipular, a desinformar o a minimizar. La información que se publica debería manipularse por parte del ciudadano con la mayor de las precauciones.

¿Qué deberíamos aprender del incendio de Rouen y qué nos dice del mundo en el que vivimos?

En estas circunstancias, lo más grave es que nadie situado en las altas esferas (portavoces, dirigentes, políticos, expertos, etc.) plantea las preguntas correctas, esto es "¿Por qué existen semejantes fábricas en medio de una ciudad?", ¿Cuál es su razón de ser?, ¿Por qué las vidas de tantas personas se ponen en riesgo tan gratuitamente? ¿Existe un nexo de unión entre el señor Buffet y la lluvia negra que cae en Rouen desde el momento del incendio?

¿Sólo se plantean este tipo de preguntas cuando ocurren estas desgracias? Sólo nos damos cuenta de las consecuencias de convivir con este tipo de industrias cuando ocurre un accidente de este calibre. Pero en estas circunstancias, la terminología de "accidente" no puede ser adecuado ya que precisamente su situación rodeada de población añade un factor exponencial de riesgo frente a la enfermedad y/o la muerte.

¿Cuántos Séveso, Bhopal, Chernóbil, Fukushima o Lubrizol hará falta para entender que no se trata de lamentables accidentes industriales? ¿Cuánta lluvia tóxica, envenenamientos masivos, epidemias de cáncer para llegar a la conclusión lógica de que estas industrias mortíferas de los hidrocarburos, de las refinerías, de las industrias químicas, de las centrales nucleares no deben ser controladas sino eliminadas?

(Dedicado a mi amiga Marina, que vive en Rouen)