Las pensiones que las paguen los narcos

Una de las cosas que más esteriliza un debate, y que de hecho se utiliza como táctica para que el debate desaparezca, es proponer soluciones inmaculadas pero fuera de lo probable. El ejemplo típico, por estúpido, es decir que en vez de invertir contra el cambio climático sería mejor dedicar ese dinero a la investigación aeroespacial para poder disponer de otro planeta. Maravilloso, vale, pero absolutamente idiota.

Lo malo de esa táctica es que parece estar triunfando y quienes nos oponemos a ella pasamos por psicópatas insensibles que no quieren solucionar el problema, cuando lo que en realidad sucede es que preferimos soluciones más realistas.

Cada vez que surge el debate sobre cosas que queremos tener y cuestan un dinero que no tenemos, aparece como una centella el genio que propone que se reduzca la corrupción y el fraude fiscal para que eso genere los recursos necesarios. Por ejemplo, las pensiones.

Parece que no se dan cuenta de que los corruptos son delincuentes. Parece que no se dan cuenta de que los defraudadores son delincuentes. Y los delincuentes son gente que se pasa por el forro la sociedad y buscan su propio beneficio a sabiendas de que se exponen a un determinado castigo. Tenemos que poner más empeño en luchar contra los delincuentes, claro que sí, y se lucha contra la delincuencia desde tiempos de los fenicios, pero no parece que la delincuencia haya desaparecido nunca ni vaya a desaparecer a corto plazo. O seas que habrá que salir ya de la infancia y pensar algo más.

Decir que las pensiones las tiene que pagar los corruptos y los defraudadores es como decir que las tienen que pagar los aluniceros y los narcos, o que la sanidad pública la tienen que pagar los atracadores de bancos:un modo comeflores, infantil y facilón de no buscar soluciones realistas y duraderas.

Parece que la gente odia sumar. Parece que la gente odia pensar. Para mantener las pensiones se necesitan una determinada cantidad de dinero, enorme, durante un largo periodo de tiempo. Aparte de eso, y por simple salud social, hay que luchar contra la corrupción y contra el fraude, contra, los narcos, los aluniceros, los atracadores de bancos, las mafias que trafican con personas y hasta contra los sobresueldos y privilegios de los políticos. Pero el sistema de pensiones tiene que ser sostenible por sí mismo, mediante cotizaciones, o vía impuestos, mediante aportaciones públicas, o mediante reducciones del gasto. Son las tres soluciones reales de las que disponemos a día de hoy, y hay que decidir cual o qué combinaciones de estas se prefiere.

Lo otro es la solución eclesiástica: acabar con el pecado para que el bien triunfe y todos seamos hermanos. Vale, cojonudo: lo arreglamos todo con amor, mucho amor. Y las pensiones, que las paguen los narcos.