Esta actuación, denominada en Operación 'Langibo', ha permitido desarticular una organización criminal, jerarquizada, estructurada, con reparto de funciones y dotada de cierta logística, que empleaba empresas legalmente constituidas para amparar el cultivo del cáñamo, dar cobertura a sus transacciones y bajo esta falsa lícita actividad desviar las plantaciones al tráfico de drogas, mediante su distribución y venta clandestinas.