Una hermosura de conejito blanco, blandito y peludito, como si fuera algodón, bebe leche con un frenesí conmovedor. Te hará decir "oyoyoyoy" hasta que no puedas más.
¡Ay! No pudimos resistirnos a estos pequeñines que duermen dentro de diminutos vasos de cristal. Sabemos incluso, aunque te las des de muy rudo, te van a sacar un suspiro...