Estimado conciudadano,
En noviembre de 2011 me comentó usted, tomando un café, que era una cuestión de responsabilidad y sentido común votar al Partido Popular. El gobierno socialista había dilapidado las cuentas públicas y había enviado el país al marasmo. En los últimos meses, el paro se había multiplicado sin cesar. Y apenas nadie entraba a tomarse ni siquiera un pincho de tortilla a su establecimiento.