Había una vez una empresa que quiso ser líder mundial y cogió un atajo. Con prácticas (presuntamente) irregulares: entre otras, una red de instrumentales para generar 2.500 millones en facturas en 5 años y obtener financiación bancaria. La conocéis seguro: Pescanova SA. Hoy, una única periodista cubre el juicio por su quiebra.