Soy un hombre transexual hormonado, y comparto con vosotros la evolución de mi pecho con el tratamiento masculinizante a base de testosterona. Esta hormona se encarga, entre otras muchas cosas, de distribuir la grasa con un patrón masculino, y cuando se administra a un cuerpo que está dominado por los estrógenos, la grasa realiza una auténtica migración. En mi caso ha quedado poco más que la glándula mamaria y la grasa ha encontrado un hogar mejor en la zona abdominal, lo que junto a las tetillas me da un toque fofisano que no está tan mal.