Pena de 17 años de cárcel por «marcar como una res» a su novia de 15

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Imagen de la Audiencia Provincial de A Coruña-
Imagen de la Audiencia Provincial de A Coruña- EDUARDO PEREZ

El joven coruñés la maltrató, la obligó a drogarse y le decía cómo vestirse

24 feb 2024 . Actualizado a las 12:14 h.

En un juicio a puerta cerrada celebrado en la Audiencia Provincial de A Coruña en el 2022 se escucharon cosas de una inhumanidad tal que uno de los presentes en la sala tuvo que pedir un receso para salir al pasillo a llorar. Fue cuando la víctima contó que, con 15 años, su novio, de 20, la obligó a tatuarse el nombre de él con la fecha en la que se conocieron «igual que como se marcan las reses»; que la obligaba a consumir cocaína para luego mantener relaciones sin consentimiento y que le pegaba y amenazaba «cuando le apetecía». El tribunal condenó al joven que le hizo tanto daño a 17 años de prisión como autor de un delito continuado de malos tratos, abusos sexuales, hostigamiento y contra la salud pública.

El acusado recurrió la pena impuesta ante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), que no hizo ahora más que fortalecer la base probatoria contra el argumento del condenado, que alegó que no se tuvo en cuenta su presunción de inocencia y que el relato de la víctima era inveraz.

El TSXG le contestó en la sentencia que la chica «efectuó un relato espontáneo, ordenado, exhaustivo y detallado, rememorando con minuciosidad lo que sentía, y las vicisitudes coherentes con el contenido de su relación con el acusado, sin incurrir en contradicciones, lagunas ni incoherencias». Tampoco, añade el tribunal, «se aprecian en ella motivaciones espurias, dada, además, la inexistencia de una conflictividad previa de ninguna naturaleza que pudiera, cuando menos, poner de manifiesto que ella podía actuar afectada por animadversión, resentimiento o venganza». Y, desde luego, «no se aprecia en sus declaraciones atisbo alguno de fabulación o fingimiento, sino precisión y claridad en sus respuestas».

Aparte de todo eso, el TSXG recuerda las manifestaciones de cinco testigos, que refirieron «una gravísima situación de violencia de género dominando toda su existencia».

Según la sentencia, el procesado inició en torno al mes de diciembre del 2018 una relación de pareja con una menor de 15 años, relación que se mantuvo hasta finales del 2020. «Transcurrido el primer mes de relación, las discusiones entre la pareja comenzaron a ser continuas, ya que el joven se mostraba especialmente celoso, y, con ánimo de menoscabar su integridad física y psíquica, empezó a ejercer control y manipulación directa sobre la adolescente», recoge el fallo. Añade que «comenzó revisando su móvil para poder acceder al contenido de los mensajes y comunicaciones que esta tenía. Cuando la menor no estaba con él, como prueba de confianza, le exigía comunicarle en todo momento dónde se encontraba y grabarse durante horas o efectuar videollamadas para asegurarse de que no le mentía».

También cambió las contraseñas de la víctima en sus redes sociales e instaló en su terminal telefónico una aplicación que servía para bloquear el acceso a otras, limitando y controlando así sus contactos con terceros.

Asimismo, «le impedía usar ropa ajustada, como mallas, pantalones y faldas cortas, así como camisetas de tirantes. Igualmente, en su ánimo de tenerla controlada, mientras se encontraba en el centro escolar durante el recreo, la obligaba a permanecer encerrada en los aseos y grabarse, a no tener contacto con sus compañeros, llegando a aislarla de estos, y en otras ocasiones era él quien se aproximaba al instituto para comprobarlo».

«Le exigía dejar el colegio y tomar pastillas para que se quedara embarazada»

En el viaje de fin de curso de la víctima, «en su afán de control», el condenado «la obligó a mantenerse todo el tiempo en contacto telefónico y le dijo que alguien la vigilaba, provocando en ella gran temor», dice la sentencia. Ya con 16 años, según reconoció la víctima, la pareja comenzó a mantener relaciones pese a que la chica se negaba cuando la obligaba a drogarse. «Él le hizo numerosas grabaciones desnuda y en ropa íntima, en posturas evocadoras. Y, en ese ambiente de dominación, «el acusado insistió en que no usase métodos anticonceptivos, pues quería que ella se quedase embarazada, diciéndole que no le fallase en eso y forzándola a tomar pastillas para favorecer la natalidad, cuya ingesta también controlaba, al exigirle que se grabase tomando las referidas píldoras».

De forma reiterada le pedía que se emancipase, que no pasase tiempo con su familia, ni besase a su padre y que abandonase los estudios. 

Teléfono contra el maltrato: 016

Las llamadas a este número son gratuitas y no quedan registradas en la factura, pero sí que hay que borrarlas de la lista de llamadas.