En estos convulsos días de destino incierto, quiero lanzar un contundente mensaje condenando la violencia. Una nítida expresión de frontal oposición a la barbarie, a la agresión, a la salvaje embestida, a la humillante y constante vejación sufrida. Condeno la violencia social que padecen los más de 13 millones de trabajadores que viven en España en riesgo de pobreza o exclusión social. Para los cuales llegar a fin de mes es una batalla perdida, una derrota diaria, frustración que fagocita las ganas de vivir...