"La situación el confinamiento es nuestra vida y no nos cuesta. Nosotras tenemos un monasterio amplio, un trozo de huerta donde pasear, pero entiendo que para la gente que vive en un piso será complicado", testimonia la abadesa del convento del Corpus Christi, Mercedes González, que reconoce que en el monasterio existe "una sensación rara" porque, ejemplifica, si te asomas a una ventana "no ves a nadie por la calle y no tenemos eucaristías porque no vamos a dejar que los sacerdotes se expongan".