Su estado de preservación y su carácter rural y “salvaje“, una oferta menor de tiendas y restaurantes pretenciosos y las posibilidades para practicar actividades al aire libre, entre ellas cabalgar por el “espléndido” Camí de Cavalls, son las razones por las que “The New York Times” ha definido a Menorca como el “antídoto ibicenco”. El artículo, firmado por Alexander Lobrano e ilustrado con fotografías de Txema Salvans, atribuye al hecho de que la dictadura franquista dejará la Isla al margen de su política de infraestructuras públicas.