Tras la deriva neoliberal del PSOE, muchos esperábamos nuevas propuestas desde la izquierda, pero las que han aparecido dejan mucho que desear. Queríamos una izquierda nueva y nos han endilgado una izquierda viejísima, guerracivilista y teóricamente alternativa a la que se han apuntado, con un entusiasmo digno de mejor causa, miles de personas no muy sobradas de luces. Ah, amigos, ¡qué tiempos aquellos en que los tontos eran apolíticos o de derechas y la izquierda era el refugio natural de las personas cabales!