Desde que la policía municipal la pilló in fraganti con el coche en el carril bus mientras sacaba pasta de un cajero; desde aquella tarde de abril en que decidió huir precipitadamente del lugar y acabó arramblando con cuanto obstáculo encontró en su camino, Esperanza Aguirre ha vuelto por sus fueros y está tan desatada como en sus mejores tiempos. Ha vuelto a “divertirnos” a diario con su acreditada locuacidad porque no se calla ni debajo del agua. Cualquier comparecencia pública le vale para soltar el titular del día y los medios...