¿Y qué hace la Iglesia con sus miembros presuntamente abusadores? Cuando no los encubre, se conforma, en lo que llama “tolerancia cero”, con medidas “internas” como traslados o apartamientos temporales, pero no los denuncia ante la justicia. Y es que, desde la Iglesia, estas gravísimas acciones se contemplan como pecados, no como delitos, y por eso hablan de perdón, ofensas a Dios y penitencias cristianas, no de la justicia del Estado de derecho, que consideran inferior a la divina.