España está a la cola en tasa de homicidios, pero a la cabeza en el porcentaje de población en prisión y de tiempo medio de estancia entre rejas. Son datos contradictorios en uno de los países de Europa con las condenas más altas para muchos delitos contemplados en el Código Penal, que oculta el llamado penalismo mágico o populismo punitivo, la creencia cada vez más extendida de que a mayores penas de prisión, cuanto más gente encarcelada, más seguridad en la calle.