El machismo no se va de vacaciones, todo lo contrario, aprovecha las vacaciones del resto para lanzar con más intensidad sus mensajes por tierra, mar y aire. Ese cambio de hábitos en los lugares de vacaciones facilita que se desprendan de parte de su camuflaje y modifiquen la indumentaria argumental, y como ocurre con las prendas de vestir, aparecen más ligeros de ropa, menos cubiertos en sus formas y mas naturales, sin la rigidez del traje y la corbata que intentan dar a sus razonamientos durante el resto del año.