En los suburbios de la periferia de París, el islam revolucionario comienza a tomar una inquietante forma organizada. Como transfondo, la «banlieu», los suburbios de París y las grandes ciudades de Francia, se han convertido en un «concentrado» explosivo y canceroso de todas las crisis nacionales: multiculturalismo, enfrentamientos étnicos, paro, desintegración social y pobreza «enquistadas» en zonas urbanas donde el Estado y sus representantes son denostados y recibidos a pedradas, escupitajos y tiros.