En España tomamos el peor café de Europa. No lo digo yo, lo dicen los expertos. Es la segunda bebida más consumida después del agua y el segundo producto más comercializado después del petróleo, somos cafeteros por naturaleza, pero gracias a la torrefacción, ese gran invento nuestro, hemos olvidado lo que es un buen café. Pero nos da igual. Nos tomamos lo que nos echen sin interesarnos por la procedencia, el tipo de tueste. Ni siquiera el recipiente.