Porque no puede haber algo más frustrante que morir a manos de un jodido machista y que éste sea importante. Que tu muerte solo sirva para recordar el currículo del asesino, sus últimos artículos, sus andanzas, para poner el énfasis en su nota de suicidio, no en su delito. Que tu sacrificio solo valga para engordar una estadística anónima. Que nadie recuerde tu nombre hasta que la vergüenza desnude al periodista de turno. Hasta que los medios claudiquen con tanta indecencia.