Aparecen después de tomar el sol, con enrojecimiento inicial y, a veces, dolor. En casos más graves, con ampollas, hinchazón, picor, descamación, erupción, náuseas, fiebre, escalofríos o incluso desmayo. Las quemaduras solares pueden producirse en segundos o en pocos minutos y, como con la luz ultravioleta (UV) de la soldadura, el daño puede no ser visible hasta horas después.