El PSOE ha perdido el poder en unas elecciones generales dos veces, el Partido Popular tan solo una, en 2004. La democracia requiere, que los que pierden las elecciones acaten el veredicto de las urnas, dando legitimidad a la victoria electoral de sus oponentes políticos y poniéndose las pilas para intentar ganar las siguientes elecciones. (...) el Partido Popular dejó un sello de mal perdedor tras las elecciones del 14-M de 2004, puso en duda el resultado electoral, difamó al ganador e insultó a los ciudadanos por su forma de votar.