Cuando veáis este cuadro de arriba pensaréis: ¡ala, una sirena GORDA! Si no estuviese gorda no pensaríais ¡ala, una sirena delgada o ala una sirena NORMAL! Porque lo normal tiene el premio de no ser castigado con la exclusión y entonces pasa desapercibido, no hace saltar las alarmas como lo hace aquello que transgrede los cánones. Hoy he ido a la primera sesión gratuita con la nutricionista que ofrecían en mi gimnasio. Ha sido de esas cosas que se hacen sólo porque son gratis, no porque fueses a contratarlo o a comprarlo previamente.