Soy musulmana, pero no siempre lo fui. Me convertí al Islam en noviembre del 2001, dos meses después del 11 de septiembre. Tenía 21 años y vivía en Baton Rouge, Luisiana. Era un mal momento para ser musulmana. Hoy en día, llevo puesto el hijab con orgullo. Puedes llamarlo un velo. Mi velo no me ata las manos detrás de mi espalda, y no es un instrumento de opresión. No impide que entren pensamientos a mi cabeza y salgan de mi boca. Pero no siempre lo supe.