Podría afirmarse que el 4-D fue pronto robado a los andaluces, eliminándolo como Día de Andalucía para intentar borrarlo de la memoria colectiva y sustituyéndolo por el 28-F [...] Como fueron vaciados de contenidos reivindicativos nuestro himno, nuestra bandera y el propio Blas Infante, convertido en una especie de santón laico que puede ser impunemente invocado incluso por los herederos ideológicos de quienes lo fusilaron.