Entre estos dos titulares han pasado poco más de dos años. Con la ventaja que da la perspectiva del tiempo transcurrido podemos ahora entender que el esfuerzo al que se refería el exministro era el de someter al alumno nacido después de Google al misterio de la Santa Trinidad (Santísima, perdón), explicado como en sus años mozos, como un trabalenguas trino y único, para que acabe bien plasmado sobre el papel, dios mediante, el día del examen.