La AK-47 es más peligrosa que el uranio, más mortífera que Fat Boy: su mecánica es tan sencilla que cualquier descerebrado puede hacerse con una y apretar el gatillo donde le venga en gana. Su precio en el Tercer Mundo oscila entre 30 y 125 dólares, es más barata que las obras completas de Voltaire, que un Corán bien encuadernado. Así, el AK-47 es tan popular en los países de guerra como las viñetas humorísticas en los países de paz.