Un restaurante de Marvão persigue las ventosidades de sus clientes. Se llama Sabores de Marvão y está especializado en los peces de río, el bacalao dorado y la carne de cerdo. Pero la expeditiva pegatina de la puerta inquieta al cliente: ¿Será posible que en este restaurante las ventosidades se hayan convertido en un problema tan grave como para avisar de que están prohibidas?