Vivir en Venezuela. La vida normal, la de levantarse, asearse, llevar a los niños al colegio o estudiar, comprar comida y de pronto hasta viajar, enfermarse y tratarse, divertirse afuera o en casa, tramitar algún documento, llenar el tanque de gasolina de su carro, esa vida –la más simple que se pueda imaginar en un país normal– es difícil. Lo que antes se daba por hecho pasa hoy por trabas que ni se pensaban hace un año, afectan la cotidianidad de quienes viven en el país sin distingo de edad, nacionalidad o estrato social.