La política europea contra los paraísos fiscales es extremadamente pobre: Hay Estados miembros de la Unión Europea que se pueden catalogar como paraísos fiscales (Austria, Bélgica, Chipre, Holanda, Irlanda, Luxemburgo). Además la transparencia económica que se exige a las empresas es muy reducida, con lo que no se puede luchar de forma efectiva contra las evasiones fiscales empresariales.