Una vez más, la política israelí ha ofrecido un espectáculo intenso en el que varios políticos de ideas similares han chocado sus cornamentas en público para demostrar quién es el más macho de todos, el tipo más fiable en quien debería confiar la opinión pública para entregarle las riendas del país o de su política de defensa. Lo ocurrido en la última semana ha superado algunos récords anteriores, lo que no nos debe sorprender estando de por medio Binyamín Netanyahu.