La miniserie El padre de Caín, que cuenta los años más duros de ETA en el País Vasco, arrancó con un dato de audiencia arrollador: 3.223.000 espectadores y 19% de cuota de pantalla. Al día siguiente, en el capítulo del desenlace, gran parte de la audiencia le dio la espalda, quedándose con dos millones y medio de espectadores y un 14,5% de cuota. Como muestran los múltiples mensajes de rechazo en redes sociales, no todos los que la vieron estaban enganchados a la trama, muchos quedaron pegados a la pantalla porque no daban crédito.