La fracasada jornada de huelga general convocada en Cataluña por un sindicato CSC y apoyada por partidos y organizaciones independentistas, permite extraer algunas conclusiones que pueden ser de interés: la primera no es privativa del conflicto catalán sino que afecta a todas, y es la incapacidad de los convocantes de aceptar la libertad de elección de los trabajadores, que pueden decantarse por secundarla o por no hacerlo. Sin la coacción de los inapropiadamente llamados piquetes informativos, muchas huelgas estarían condenadas al fracaso