Siempre tendemos a considerar que el tiempo (el meteorológico, no el de la Teoría de la Relatividad de Einstein) tiene un comportamiento caótico y poco previsible. Por ello, el lenguaje coloquial ha acuñado una expresión, muy frecuente en español, pero que tiene también su equivalente en muchos idiomas: el tiempo está loco. Hay dos razones fundamentales que han dado lugar (y lo siguen haciendo en la actualidad) a esta convicción.