Si bien desafortunadamente es legal a partir de los 14 años, hay una cantidad incalculable de jovencitas (menores de esa edad) que practican la actividad -en parte bajo consentimiento de sus padres-. De la otra parte se encarga el mismo aparato estatal para asegurar que ello funcione: en 2013, una corte determinó que "tener sexo con una niña de 12 años no era necesariamente una violación, pues hay casos en los que éstas trabajan como prostitutas". Varias organizaciones como Aministía Internacional se manifestaron en contra de esta resolución