Karla Jacinto está sentada en un tranquilo jardín. Observa los ordinarios panoramas de flores y puede oír a la gente más allá de los muros del jardín, caminando y hablando en la Ciudad de México. Ella me ve directamente a los ojos, con su voz ligeramente quebrada, cuando me dice el número que desea que recuerde: 43,200. Según sus propios cálculos, fue violada 43,200 veces después de caer en manos de traficantes de personas. Ella dice que hasta 30 hombres por día, los siete días de la semana, durante gran parte de cuatro años... 43,200.