Miremos el asunto con un poco de perspectiva. Veamos: Bill Clinton hace un discurso en el que defiende exactamente lo mismo que Trump (aquí lo tienen, no hace falta que me crean) sobre la inmigración, y recibe una ovación unánime. La prensa no tiene queja alguna, nada que ver aquí, sigan circulando. Obama veta la entrada de iraquíes -recuerden, primero bombardeados por los americanos y luego sus presuntos aliados- durante seis meses, el doble que lo previsto en la moratoria de Trump. ¿Reacción? Absoluto silencio. Todo correcto.