Un británico oyó a un español hablar en su idioma natal en Bournemouth y decidió golpearle la cabeza con una tabla de madera grande. La defensa del agresor asegura que pasaba por un mal momento personal y se había refugiado en el alcohol. El juez lo ha condenado a trabajos sociales, pagarle 800 libras a la víctima y 12 meses de cárcel, aunque esto último lo ha evitado.