Que el Gobierno de Pedro Sánchez no empezó con buen pie la gestión de la mayor crisis que ha vivido España tras la guerra Civil, en el siglo XX, no es cuestionable. En casi 70 días, el Ejecutivo ha logrado aglutinar, con sus permanentes cambios de criterio, un cúmulo de despropósitos tal, capaces de dinamitar la XIV legislatura por la enorme inseguridad jurídica provocada.