En Viena los servicios de emergencia se vieron colapsados por llamadas de todo el país informando de numerosos asaltos sexuales cometidos, en repetida descripción, por varones de tez oscura y frecuentemente barbados. La celebración más animada se dio en Dortmund, donde una muchedumbre de más de un centenar de varones, al repetido grito de "¡Alahu Akbar!", lanzaron cohetes de pirotecnia a la policía y quemaron el techo de la iglesia más antigua de Alemania, San Reinoldo.