A las 3.00 de la madrugada del sábado al domingo se deberán poner las 2.00, es decir, que el domingo 25 dormiremos una hora más. A pesar de que el cambio de hora sea una práctica habitual que no parece tener demasiada trascendencia, lo cierto es que puede ocasionar alteraciones del sueño durante los días siguientes al mismo, como sensación de cansancio, desorientación o falta de concentración, que pueden ser más leves o acusados según factores como la edad.