Como su amparo técnico/político/jurídico es una falsaria Ley, mejor llamarla de la “manipulación histórica”, a la que negamos encaje constitucional, que pretende destruir la herencia cultural de nuestro reciente pasado y su legitimidad de origen, en un ejercicio obsceno de sectarismo talibán que suprime todo el legado político, económico y social del que trae causa la Constitución y el Estado que tenemos, es hora de decir: ¡BASTA!.