Las calzas de los profesionales sanitarios, Teresa Romero entre ellos, que atendieron a los dos religiosos repatriados de África con ébola, y que se ponen encima de los zapatos, no eran impermeables como se requiere para minimizar el riesgo de contagio por el virus. Así lo aseguran miembros de la unidad de una unidad de amenaza bacteriológica (NBQ) del SAMUR, que han sido designados ahora para dar los cursos de formación en el Hospital Carlos III.