Por entre la floresta aciaga de la crisis, la noche oscura del alma que decía Juan de Yepes, pero con euríbor, ha aparecido la política. A veces en su versión más pedestre y desnaturalizada; a veces, bajo su aspecto más inextricable. Lo cierto, en cualquier caso, es que sale usted a la calle y el personal anda haciendo cálculos electorales e impartiendo doctrina, como en la España de los 70/80. Y todo ello sin el menor encono, sin que aparezca “la cólera del español sentado”, que tanto quehacer ha dado a los peninsulares desde Viriato y antes.